lunes, 19 de abril de 2021

La competitividad deportiva: implicaciones para el profesor de Educación Física

Autores: Gemma y Antonio Iván (Grupo G)

La competitividad en el deporte escolar se encuentra en un estado que se ha visto deteriorado e incrementado en las últimas décadas. Quién no ha visto por las redes sociales o los informativos escenas de padres exhibiendo conductas destructivas hacia sus progenitores. Este es un hecho real, que incluso hemos tenido la ocasión de experimentar en vivo y en directo.


Ahora bien, como futuros docentes, y especialmente aquell@s que quieran especializarse en Educación Física, será crucial la labor que queramos desarrollar con el alumnado. Establecer unas bases y principios ligados a la práctica del ejercicio físico, incluido el deporte y la salud, que incluyan desde el compromiso deontológico a todos los participantes en la dimensión competitiva a través de una mirada apreciativa, sana y cooperativa, harán del alumnado unos futuros ciudadanos con una serie de valores como el respeto, el compromiso, la empatía, la responsabilidad, el esfuerzo y el trabajo en equipo con los que dotarlos de la conciencia necesaria para afrontar, con el mayor éxito posible, las numerosas circunstancias competenciales que se les presenten en la vida.

En este sentido, queremos lanzaros las siguientes cuestiones. ¿Preparad@s? Vamos a ello: ¿qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenador@s?

¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?

 Nosotros sí. Así que vamos a ello:

 


EXPERIENCIA PERSONAL GEMMA 


Mi experiencia en el deporte ha sido muy enriquecedora, no en el ámbito escolar, pues yo no tenía las mismas habilidades ni la misma psicomotricidad gruesa que algunos de mis compañeros y compañeras de clase. Uno de los elementos que hizo que esto fuera así era el condicionante de mi familia, no se sentían seguros de que pasara largas y hermosas tardes jugando en la calle, lo que repercutía en menos experiencias de práctica deportiva, para mí era frecuente ver por la ventana a los niños jugar en la calle y mientras yo en casa. Pienso que en mi infancia esa falta de aprendizaje en motricidad gruesa hizo que cuando ya sí podía salir más no tuviera las mismas habilidades que el resto, igualmente dentro de las clases de Educación Física, no cumplía con los estándares que en aquella época pedía el Sistema Educativo. Sin embargo, como la juventud es muy agradecida, pude disfrutar del deporte fuera del ámbito escolar, pues desde el ayuntamiento promovían los partidos con equipos de diferentes pueblos de los deportes más comunes. Así, un grupo de no más de 10, éramos las representantes femeninas del pueblo en baloncesto, balonmano y vóley. Buenas en ninguno, pero jugadoras en todos los partidos, entrenando todas las tardes al deporte que fuere, esto hizo que aunque en la escuela no cumpliera con los objetivos marcados, por las tardes pude disfrutar del deporte. Estas experiencias de compañerismo y convivencia, hizo que nos sintiéramos cómodas unas con las otras y el entrenador por supuesto lo que priorizaba, era esa convivencia, antes que el ganar o perder los partidos. Duró toda mi adolescencia, lo cual pienso es prueba de que estábamos cómodas y disfrutando. Esta forma de entender el deporte desde la creación de un grupo de aprendizaje, donde crecimos juntas me hizo sentirme parte del grupo, aceptada y querida por todos los que integramos ese pintoresco equipo deportivo. El deporte llevado desde el desarrollo y la paz es un lugar de desarrollo donde la competencia está como un elemento más, no como el más importante.

 

“Trata a una persona tal como es, y seguirá siendo lo que es; trátala como puede y debe ser, y se convertirá en lo que puede y debe ser” Goethe.



EXPERIENCIA PERSONAL A. IVÁN


Mi vinculación con la actividad física y el deporte ha sido una constante desde que tengo uso de razón, e incluso diría que desde antes. 

He tenido la fortuna de practicar una gran variedad de juegos y deportes, hasta que me topé y me enamoré de la pelotita naranja. El baloncesto me ha proporcionado una cantidad ingente de experiencias, de todos los colores habidos, tanto desde la posición de jugador como la de entrenador. En cuanto a la faceta como entrenador (la que me ha hecho descubrir mi pasión pedagógica), en mis inicios las cosas no fueron fáciles, aunque me sometió a una de las pruebas más bonitas y enriquecedoras que jamás haya vivido.

Os pongo en contexto. En enero de 2012 me ofrecen, a mitad de temporada, llevar a un equipo de baloncesto infantil mixto. En la charla de presentación, uno de los jugadores me pide el turno levantando la mano y, seguidamente, me dice lo siguiente: “entrenador, creo que es importante que sepa que llevamos 3 años sin ganar ni un solo partido”. Además, me informaron del club que había un niño que pegaba a las niñas y que tenían pensado expulsarlo del equipo.

Estos datos, lejos de achicarme, no hicieron otra cosa que aumentar mi motivación por entrenarlos. Tenía entre mis manos un reto complejo y una responsabilidad enorme. Los primeros partidos nos ganaban de paliza. Ahora bien, ¿cómo conseguí gestionarme a mí mismo y al resto del grupo ante esta situación? Transformando y construyendo la competitividad desde una perspectiva distinta: centrando la atención en aspectos del juego (técnicos, tácticos, actitudinales y emocionales) que nos aportaban ganancias, y dejando en un 3º plano el resultado del partido. Os pongo algunos ejemplos de cómo lo abordé: María se ponía nerviosa y no era capaz de lanzar a canasta. Le reforzaba positivamente el “simple” hecho de que mirase al aro e intentase tirar, lo cual era considerado como una ganancia enorme (+) que incluía en su ficha personalizada. Era nuestro primer “acuerdo” de los muchos que fuimos acordando en el transcurso de la temporada. Poco a poco, fue perdiendo el miedo y acabó lanzando a canasta. En el caso de Víctor, este no sabía entrar a canasta con la mano izquierda. Mi pacto con él (nuestro compromiso) era que cada acción que intentase con la mano izquierda (me daba igual que no encestara la canasta), valía por un (+) en su ficha de ganancias personalizada. Acabó lanzando con la izquierda y encestando canastas. Y este fue mi modus operandi, además de conversar mucho con tod@s y escucharles con atención.

Como veis, el objetivo era claro: trabajar con ilusión día a día por ser un poquito mejores, no tener miedo al error - dejando el resultado del partido como algo “irrelevante”- y haciéndoles ver el progreso (las ganancias) que iban adquiriendo tanto a nivel individual como colectivo. En definitiva y hablando en plata, el resultado (cuantitativo) del partido me importaba un carajo. Por otro lado, el chico que pegaba a las niñas, solo tuvo dos brotes de intento de pegar y acabó integrándose bien en el grupo, e incluso jugando a un buen nivel. El cómo aborde esta situación daría para otro capítulo que, si os resulta de vuestro interés, podría detallar en otro post.

En conclusión, el papel de la persona que enseña y transmite una serie valores y conocimientos es de una importancia crucial. Por esta razón, no me quepa la menor duda que, si somos pacientes y capaces de prestar la debida atención y cariño (en mi argot personal lo defino como el “PAC”: paciencia, atención y cariño, que todo buen maestro debe llevar), el poder transformador que tenemos hacia las personas que están bajo nuestra responsabilidad será de un valor inefable.

 

P.D: Esa temporada conseguimos “ganar” un partido (lo celebraron jugadores y padres como si hubiésemos ganado un anillo de la NBA). El resto de la historia me daría, nuevamente, para escribir otro post.

66 comentarios:

  1. Para los amantes del fútbol y en relación al tema expuesto:

    “Lo que le da salud a la competencia es la posibilidad de desarrollo de los débiles, no el exceso de crecimiento de los fuertes". Marcelo Bielsa

    https://twitter.com/CeciliaLagos/status/1384229182473871366

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  2. Indagando en internet, he descubierto que la palabra competencia proviene del latín “competere”, que significa “buscar conjuntamente”. De esta manera, la competencia deportiva puede referirse a querer alcanzar un objetivo común frente a un rival, hacerlo en forma grupal, o de forma individual.

    Para mí, la competitividad en el deporte consiste en tener motivación y deseo de superar ciertas marcas u objetivos, ya sea compitiendo con otro rival o rivales o superándose a sí mismo. Ahora bien, existe la competitividad sana, conducida por unos buenos valores y principios morales, y la competitividad perjudicial, guiada por la envidia, el exceso de ambición, el mal perder, etc. Adquirir una competitividad sana o no depende mayormente de la educación que cada individuo reciba desde una temprana edad, y es ahí donde entra en juego el papel del profesorado de educación física.

    Es cierto que la competitividad es prácticamente innata, pues el hecho de competir, ganar y superarse está ligado al instinto de supervivencia que adquirimos al nacer; desde entonces contamos con esa agresividad que nos caracteriza, al igual que la búsqueda de la satisfacción que nos inunda cuando ganamos o de la perfección. Al ganar, nuestra autoestima, nuestra felicidad e incluso nuestro estatus mejora. Además, si nos damos cuenta, la vida en sí misma es una competición. Por todo esto, es lógico caer en una competitividad negativa.

    Sin embargo, para llegar a disfrutar realmente del deporte y de las competiciones deportivas, necesitamos alcanzar de forma individual y a nivel de equipo una competitividad sana. El profesor de educación física debe comenzar lo antes posible a educar a sus alumnos de manera que sean capaces de compararse consigo mismos y no con los demás, valorar el esfuerzo y no solamente el resultado, cooperar con los demás, aprender de los errores en lugar de culparse por ellos, conocer sus propios límites, transmitirle buenos valores y principalmente disfrutar del juego. En definitiva, el profesor debe procurar que cada alumno dé el máximo de sí mismo, siempre y cuando disfrute. Como profesores tenemos que ser vistos como un apoyo, una motivación y un ejemplo a seguir, no como una presión más para ganar.

    Como experiencia personal, puedo afirmar que he sido muy afortunada, pues me han inculcado buenos valores y he tenido buenos profesores y entrenadores. Desde los 8 a los 13 años estuve federada en Taekwondo y mi entrenador era una fuente de inspiración y motivación y un ejemplo a seguir. Aspiraba a ser como él, siempre nos animaba si perdíamos, nos ayudaba a corregir nuestros errores y nunca nos culpaba, sino al contrario. Respecto a la escuela, igualmente los profesores me enseñaron a perder y a ganar, pero siempre disfrutando e intentando superarme a mí misma.

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    1. Excelente exposición, Nuria. Me ha encantado.

      Solo un pequeño apunte para sumar a tu aportación: aparte de la importancia del papel que tiene el docente sobre el valor y significado que queramos transmitir al alumnado sobre la competitividad, la familia es otro agente social de tiene un impacto crucial en este sentido y que, en ocasiones, puede llegar a dificultad sobremanera la labor del docente a la hora de inculcar estos valores.

      ¡Un fuerte abrazo y gracias!

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  3. Nuria gracias por compartir, leer tu experiencia ha sido un placer

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Esta claro que la competencia es un concepto que genera cierta controversia. Puede ser concebido de manera positiva o puede ser todo lo contrario. Como se nos comenta en el libro “Educación física, movimiento y curriculum” históricamente, este concepto es entendido de manera positiva, donde el objetivo es esforzarse juntos, ligado más a la amistad que a la rivalidad. Es cierto, que la palabra en sí puede ser entendida como un acto dirigido a ganar, pero desde mi punto de vista y hablando como ex jugadora de voleibol, las razones de jugar pueden ser múltiples: diversión, amistad, a modo de despeje, de movimiento o un simple afán hacia el propio juego. Claro está, qué a la hora de competir, todos deseamos ganar y luchamos por ello, pero no todo está enfocado en esto. Es más, incluso cuando perdemos, podemos aprender mucho más que cuando ganamos.

    Por lo tanto, mi perspectiva sobre la competencia deportiva está encaminada hacia el empleo de destrezas junto con una táctica y estrategias bien empleadas. Esfuerzo, dedicación y sobre todo motivación por lo que se está haciendo, para de alguna manera sobresalir, cumpliendo las reglas y aprendiendo. Significa saber perder y ganar, respetar a tus compañeros y a tus oponentes. Y lo más importante, divertirse.

    La trabajaría de modo que sea un medio del que los participantes se nutran de valores sociales y morales, donde el profesor/a debe ser modelo de ello, hacerles saber que todos pueden llegar a conseguir lo que se propongan y que nunca dejen de intentarlo. Por su puesto, siempre valorar el intento y el esfuerzo, no sus resultados. Y hacer llegar la idea de que en grupo se trabaja mejor, no reflejando la idea de rivalidad disruptiva. Sobre todo, disfrutar juntos y tomar la asignatura como desconexión y conexión.


    Tanto en vóley como en la escuela he podido experimentar la competición con actitudes indeseables. De la escuela tengo menos detalles, pero en el instituto si que recuerdo a muchos de mis compañeros bastante “picados” hasta el extremo de seguir de este modo después de terminar el juego, es decir, en clase. O también he podido ver como propios alumnos presionaban a otros alumnos que lo intentaban, pero quizás no llegaban a esa “expectativa”. En vóley, por parte del profesor, nunca llegué a ver esa idea de “disfrutar” que he expuesto líneas más arriba. Es cierto que se necesita de disciplina, y más cuando te inicias en un deporte para poder llegar al nivel deseado, pero ¿hasta qué punto? Pienso, que esa presión a la que podía someter a sus alumnas no llegaba a los beneficios a los que podría haber llegado de otra manera. En general, yo no tuve ni tengo esa perspectiva. Y, por ello, espero poder llegar a mis alumnos de manera positiva y que además se respeten entre ellos, creo que no hay manera más bonita de realizar un deporte.

    Un saludo! 😊

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  6. ¡Muchísimas gracias por la respuesta, Anais! Aportas datos muy interesantes y considero plausible la perspectiva que atesoras en el tema que nos atañe. Sin embargo, hay una parte de tu exposición que me ha llamado la atención: " hacerles saber que todos pueden llegar a conseguir lo que se propongan y que nunca dejen de intentarlo".

    Bajo mi experiencia personal, hay que tener mucho cuidado con este tipo de feedbacks, puesto que los propósitos (expectativas)juegan un papel crucial y delicado en el alumnado que, por desgracia, no siempre llegan a conseguir, por mucho esfuerzo que haya detrás. Lo importante de esta cuestión, es saber y enseñarles a construir unas expectativas reales y alcanzables, dado que no todo el mundo puede ser el más rápido, el más habil, fuerte, inteligente o cantante, por poner algunos ejemplos. Y los pequeños (y no tan pequeños), en ocasiones, se marcan metas inalcanzables que pueden llegar a desembocar en frustración y, en el peor de los casos, en estados depresivos.

    Dicho esto, a buen seguro que te veo asintiendo con la cabeza mientras lees estas palabras a modo de: "Pues claro Antonio, cuando me refería a eso era con el fin de proporcionarles experiencias de éxito". En cualquier caso, lo dejo plasmado con el objetivo de generar una reflexión al respecto ;)

    ¡Un abrazo!

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    1. Es cierto que en el ámbito físico quizás no siempre se va a poder llegar a un máximo en destrezas determinadas, como nos comentas en este caso: el más hábil, el más fuerte… Pero yo en este caso me refiero a un campo mucho más extenso, más vital. Como puede ser por ejemplo el miedo a saltar el potro, a hacer volteretas en la colchoneta, a ganar cuando se ve la cosa más apretada o incluso a estar bien en un día que no todo es de color para ellos o a perseguir sus sueños… En muchos casos el “yo no puedo”, el “tú no puedes”, o la creencia de los propios compañeros de que no puedes hacerlo, puede condicionar en demasía tus resultados y más en una etapa tan determinante como es la Educación Primaria. Creo que dar esperanza es una fuente de motivación muy grande para seguir intentándolo y para reforzar la autoconfianza en uno mismo y aunque no siempre sean los mejores, sí que pueden superase a sí mismos. Muchas veces, y estoy segura de ello, podrían llegar a sorprendernos las mejorías que tienen cada uno de nuestros alumnos, y eso, ya es un paso muy grande que, para ellos, aún que muy pequeñito sea, puede significar “la victoria” o el paso hacia algo mayor.

      Con esto creo que se ha podido interpretar el concepto que yo exponía anteriormente con mayor claridad, un abrazo Antonio y gracias por tus anotaciones!

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  7. Me encanta el debate abierto, en lo que comentáis es muy importante el papel del profesor/a guía. Muchas creencias que estarán instauradas en los alumnos/as vendrán de juicios o experiencias previas que puede que sean una limitación real o no. Aquí es donde entra la figara del profesor/a observador/a quien ve realmente su potencialidad y lo que puede mejorar, con propuestas reales que le den el éxito en su trayectoria. Es una pena que estos debates se queden encriptados solo en las entradas del blog, pues en grupo clase sería muy enriquecedor. Gracias por compartir.

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  8. Considero que la palabra competencia lleva implícito el desafiarse a uno mismo para poder superar nuestras propias marcas, la de nuestros iguales y que se puede llevar a cabo tanto de forma individual como grupal, es decir, sea de la forma que sea competir lleva de forma innata el impulso a la superación.
    La gratitud en la competencia deportiva, como ya he dicho anteriormente, es de forma individual o grupal y depende entre otras cosas de la naturaleza del deporte que se esté llevando a cabo. Cuando la competencia está dirigida a altos valores morales no solamente favorece al individuo que lo está llevando a cabo o en su defecto al grupo, sino también a la institución que representen y al deporte en sí mismo.
    El instinto de superación y de supervivencia son otras de las tendencias que los seres humanos poseemos desde que nacemos y lo podemos ver reflejados en nuestras vidas desde muy pequeños en los juegos infantiles. Los niños repiten de forma activa sus vivencias de forma pasiva y a través del juego se va modelando la creatividad y la fantasía que poseen. Por tanto, se puede afirmar que existe una gran relación entre el juego y el deporte puesto que ambos tienen en común de ofrecer placer como afecto primordial a quienes lo llevan a cabo. Y aquí considero que es donde reside la importancia del juego y el deporte en edades tempranas, puesto que es aquí donde ellos van creando y auto superando sus propios objetivos puesto que van incrementando de forma inherente los recursos que poseen.
    A diario se superan pequeñas incertidumbres o obstáculos que se nos presentan, pero cuando logramos alcanzar un triunfo en el ámbito deportivo, por ejemplo como el que ha comentado Antonio Iván, el placer que se obtiene de ese triunfo es lo que da sentido a todos esos “sacrificios” de entrenar puesto que estos tienen un valor terapéutico enorme unidos a la estructura del deporte. Pero en las derrotas a no ser que sean continuas o constantes, también tenemos que verle el lado positivo transformándolas en causas de conocimiento y desde aquí podemos fomentar la autoestima y a su vez evitando caer en el narcisismo de “todo lo puedo”.
    Pero creo que otro de los aspectos que la competencia deportiva lleva implícito es la autoestima. Hay quienes llevan a cabo una actividad deportiva para dar respuesta de cierta manera a un determinado aspecto físico impuesto por la sociedad. Pero, ¿Qué pasa con aquellos que no responden a estos estándares o que poseen baja autoestima? Recuerdo que en edad escolar, había un chico que se consideraba muy inferior al resto solamente cuando llevábamos a cabo cualquier actividad física. Era muy bueno en el resto de materias pero en Educación Física su actitud era todo lo contrario e incluso llegó a ser muy agresivo con el resto de compañeros o consigo mismo cuando llevábamos a cabo determinadas actividades. Gracias a que el docente puso todas las herramientas necesarias para que este compañero superase esta barrera adaptando las actividades y orientándolas desde otro aspecto, esta persona consiguió aceptarse, a valorarse y a obtener nuestro reconocimiento que era lo que le hacía falta para verse integrado en el grupo puesto que era en la única asignatura en la que no lo estaba.

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    1. Al competir, ya sea a través de un juego o de una actividad deportiva, estamos desarrollando habilidades que nos van a hacer facilitar la vida e incluso que nos van a permitir alcanzar antes nuestros objetivos. Si la actividad deportiva se lleva a cabo en grupo creo que se logra antes alcanzar la habilidad competitiva y a su vez se eliminan las posibles diferencias existentes en pro de alcanzar el éxito. Pero para poder alcanzar este éxito hay que tener en cuenta ciertos valores como la tolerancia, espíritu de equipo, la comprensión… ya que son valores que hacen que se modifique la estructura individual de cada jugador para lograr alcanzar el bien común, no solo el propio.
      En definitiva, el deporte en sí y la competencia deportiva fomentan que es establezcan jerarquías funcionales, es terapéutico, se forman caracteres, se crean valores como la honestidad, honradez… Si a todo esto le añadimos la necesidad de triunfo enmarcada dentro de un nivel de competencia adecuado podríamos afirmar que competir deportivamente tiene más aspectos a su favor que en contra.

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  9. COMPETENCIA DEPORTIVA.
    Bajo mi punto de vista, la competencia deportiva viene a ser, desarrollar el deporte de manera competente, siendo una persona normal, queriendo competir pero sin salirse de los límites que se establecen dentro de lo que es ganar o perder.
    Está visto y comprobado, que el deporte es una de las situaciones, donde más se desarrolla la competitividad, y por ello ha de entrenarse a desarrollarse de manera sana, de manera competente. Hemos de saber que algunas veces se gana, otras se pierde, pero siempre hemos de dar una enhorabuena a nuestro contrincante, independientemente de nuestra posición en ese momento, todo esto para crear un deporte limpio, y desarrollando el ser buen humano, tener compañerismo y todo momento saber ganar. Esto es en algo básico que yo entrenaría a mis discentes, a saber ganar a desarrollar un deporte competente, sabiéndome relacionar con el contrario, y teniendo una actitud, que tan solo me diga lo que haya que mejorar en el momento en el que hayas perdido, y darte la enhorabuena en el momento que hayas ganado.
    Tengo una experiencia rápida, y es que en mi año que desarrollé la labor como segundo entrenador de baloncesto, en una liga de infantil, hablando de niños que tienen corta edad, tanto los árbitros como los entrenadores, recibimos insultos, vejaciones, etc… algo intolerable, en un deporte muy limpios, donde hay respeto en todo momento, y donde el perder a veces, es ganar, ya que aprendes de tus errores y sabes que desarrollar más en los entrenamientos, para poder ganar el siguiente partido. Para finalizar, hay que empezar por respetarse entre los adultos, para así dar ejemplo a las generaciones que vienen, y que no se desarrolle un deporte en la mala educación y poco competente.

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  10. “Competencia deportiva” deriva del latín “competere” lo que significa “buscar conjuntamente”. Personalmente definiría la competencia deportiva como aquella habilidad o capacidad que tenemos las personas para realizar cualquier tipo de actividad deportiva, siendo de esta manera competente. El reconocimiento en la competencia deportiva puede ser individual como en el caso del auto reconocimiento o grupal y dependerá entre otros factores de la naturaleza del deporte especifico.
    Generalmente, la competencia deportiva se relaciona con el hecho de querer ganar siempre y con el concepto de autoestima. En aquellas personas con una acentuada disminución de la autoestima, además de la necesaria ayuda específicamente terapéutica, la práctica de algún deporte accesible, le proveerá de un cierto auto reconocimiento o un reconocimiento por parte de los otros que favorecerían la adquisición del bienestar necesario para cada ser humano. El deporte en mismo, puede hacer que una persona logre prestigio, se la valorice, se la acepte y reconozca.
    Como futura docente trabajaría esta competencia desde el respeto y empatía hacia mis alumnos y hacer que ellos tengan a su vez estos valores por sus compañeros. Es decir, les haría entender que no siempre se gana y que no todo lo importante es eso, que cada persona tiene sus capacidades físicas y que no por ello es más o menos competente que los demás. Me enfocaría más en valorar su proceso en la actividad deportiva que sea, es decir, ver si se han esforzado para llegar a su objetivo y no en sus resultados en sí.

    Personalmente, no he tenido muchas experiencias con esta competencia ya que no soy una persona a la que le guste mucho el deporte por lo que nunca he querido compararme con los demás en este ámbito, ni competir ni nada por el estilo. Siempre he intentado esforzarme para lograr mis objetivos en cualquier actividad física y no en triunfar en ello.

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  11. Entiendo la competencia en el deporte como el hecho de esforzarse para vencer al oponente o a los oponentes. Esta forma de abordar una actividad me parece que puede acabar siendo una experiencia negativa para los alumnos. No obstante, considero que se pueden incluir juegos competitivos en las clases y que resulten beneficiosos para los alumnos. Para conseguir esto, lo primero sería mostrar a los alumnos que aunque el resultado parezca ser importante en realidad no lo es. Una manera de que los alumnos se olviden del resultado y que no vean como fin ganar sería olvidarse de ir contando los puntos. Otra forma de llevar a cabo juegos competitivos sería buscar que dentro de un equipo se ayudaran unos a otros y no se buscara solo destacar uno, como sería en el caso del fútbol si un alumno en vez de ir pasando la pelota a sus compañeros se recorre todo el campo para tirar a portería, de esta forma les estaríamos fomentando la adquisición de valores como el compañerismo. También me gustaría que los alumnos fueran cambiando de grupos para formar equipos para que sepan que aunque a veces unos compañeros sean oponentes también pueden ser componentes de tu equipo promoviendo que se lleven bien entre ellos y que no se produzcan comportamientos de apoyo solo con los que siempre pertenecen a tu grupo.

    Por otra parte, me parece fundamental que los alumnos no se fijen en la diferencia de conseguir resultados entre ellos y sus compañeros sino que intenten superarse a sí mismos. Para impulsar este tipo de actitudes ante un juego cooperativo me parece adecuado lo que hizo mi compañero Antonio Iván proponiendo a cada alumno un reto a su alcance.

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  12. Voy a contaros mi experiencia con el deporte. Desde bien pequeña veía a mi tía montada en los patines dando vueltas, saltos, piruetas y quería ser como ella, hasta que entre mi madre y ella decidieron comprarme unos patines. Creo que fue la mejor decisión que tomaron.
    Comencé a patinar con tan solo 5 años, iba todos los días con mi tía, ella era la entrenadora del club. Mientras más tiempo pasaba con los patines más feliz era. Una vez aprendido lo básico comenzaron las competiciones. Todavía recuerdo el primer día que entré a pista sola, con una coreografía por delante, un público repleto de gente y un jurado esperando mi comienzo. Mis nervios a flor de piel, pero levanté mi cabeza y comencé. A mí lo único que me importaba era disfrutar de mi baile y de la música, aunque no lo hiciera lo suficientemente bien.
    Comencé a hacer amistades y es de lo mejor que me ha podido pasar. Pero al ser todo mi grupo de amigas de la misma edad llegó un momento en el que tuvimos que competir entre nosotras y aquí aludo al tema de la competitividad. A pesar de nuestra amistad, nosotras lo teníamos muy claro, dentro de pista éramos rivales. Por supuesto que no nos íbamos a enfadar con quien ganara ni siquiera burlarnos de quien perdiera, pero cada una de nosotras dábamos lo mejor para conseguir la medalla.
    En el patinaje hay una gran variedad de modalidades. Comencé haciendo individual, luego hice show y por último cuarteto, en estas dos últimas modalidades mi grupo y yo hemos conseguido clasificarnos para el campeonato de España 5 veces consecutivas.
    Un cambio muy duro para mí, fue dejar por un tiempo el patinaje. Decidí venirme a Granada a estudiar y era imposible seguir entrenando. El año pasado entrenaba los findes de semana, pero compenetrarme con mis compañeras era algo completamente imposible, con lo cual he decidido dejarlo hasta acabar la carrera. Tengo muy claro que una vez acabe vuelvo a retomar y se que voy a volver con más ganas que nunca.

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  13. Ismael Chico Gómez 2ºG

    Para mí la competitividad deportiva es aquella que sirve como incentivo o motivación para mejorar, esforzarse y no decaer ante el rival en un deporte reglado y con objetivo competitivo, es decir, que esta motivación solo se da cuando hay algo que ganar, ejemplo: un torneo, medalla, competición, copa…

    Es importante un cierto grado de competitividad en la vida cotidiana con el fin de no estancarse e ir mejorando poco a poco, o por lo menos intentarlo. Sé que existe la competitividad tóxica, no hay más que ver las noticias sobre deportes, que desde los equipos de fútbol élite hasta los equipos de tu barrio generan situaciones de competitividad tóxica momentos sí y momentos también. Creo que esto es debido a la educación por parte del entrenador/a y por parte de los progenitores.

    Como docente expondría a mis alumnos/as a varias situaciones en contexto deportivo competitivo. Mi principal finalidad es que haya una implicación y motivación real por parte del alumnado. Intentaría transmitir que la actividad se realiza con el objetivo de dar nuestro máximo y estar contentos con ello, independientemente del resultado de la competición. Incentivaría el trabajo cooperativo, donde se apoyen unos en otros y que todos puedan mejorar algo, antes que el trabajo individual y que genera esa toxicidad y superioridad o inferioridad por parte de algunos/as alumnos/as.

    Llevo toda la vida practicando Judo y pocas veces he experimentado la competitividad tóxica, es más, una vez celebré que había ganado un combate delante de mi rival y el árbitro me pidió por favor que me disculpara, esto dice mucho de la filosofía y el respeto que se vive en un deporte como el Judo. En cambio, sí que he vivido experiencias para recordar en las que había un gran componente de competitividad tóxica, estos hechos se daban en los partidos de fútbol de mis amigos del barrio, desde padres y madres insultando al árbitro, pasando por esperarlo a la salida para pegarle, hasta peleas campales entre los dos equipos que disputaban el partido.

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  14. Competencia Comunicativa.
    A mi entender, la competencia deportiva es desarrollar el deporte de forma competente, queriendo ser una persona más, competir pero sin salirse de los límites establecidos de ganar o perder. Está comprobado que en el deporte es donde más se da la competitividad, por este motivo hay que fomentar una competitividad sana, es decir, fomentar que en ocasiones se gana, y en ocasiones se pierde, que lo importante es participar y divertirse.

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  15. ¿qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenador@s?
    La competencia deportiva es un incentivo para el alumnado, para que luchen por tener el mejor puesto en la clase, esto consigue que los alumnos se vean como rivales y así se esfuercen más en las actividades.
    Realmente, yo como profesora no me gustaría trabajar en competencia con mis alumnos, puesto que esto hace que ellos se vean como rivales y no como compañeros en los que deben apoyarse. Son juegos, pero si se les lleva muy al límite se pueden llegar a crear conflictos entre compañeros. Únicamente usaría la competitividad en las pruebas individuales de velocidad o fuerza, para que ellos intenten dar lo máximo de sí mismos y conseguir mejores calificaciones.

    ¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?
    Cuando estaba en la ESO, siempre competíamos en muchas ocasiones todos los compañeros en pruebas de fuerza, velocidad o lanzamientos, una vez hicimos carreras y yo gané incluso a los chicos, como siempre el primero de clase había sido un chico, se molestó que yo hubiera conseguido mejor marca que él. Estuvo varios días recordándome que no era justo lo que había pasado en clase, puesto que como él siempre era el primero, ese día no había conseguido su objetivo.

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  16. 1. ¿Qué es para mí la competencia deportiva?

    La competencia deportiva es una motivación para que el competidor, en este caso el alumno, mejore y se esfuerce más en el momento de competir con el resto de compañeros. Sirve como un impulso de superación con uno mismo o con el rival. Si a nuestros alumnos le enseñamos una sana competitividad serán capaces de mejorar su madurez tanto física como emocional. A la vez que superando sus propias marcas, estará más motivado para seguir mejorando y superándose. La competencia deportiva mejora la autoestima y aumenta la motivación.

    2. Experiencia deportiva:

    Desde pequeña he practicado gimnasia rítmica y nunca he presenciado una competitividad mala por parte de mis rivales. Siempre hemos actuado todas con deportividad y nos hemos saludado al terminar una competición. De hecho, tengo muchas amigas de la gimnasia rítmica. Además, en muchas ocasiones algunas de tus rivales son gimnastas de tu propio club cuando la competición es individual, y, por otro lado, compañeras en la competición grupal.

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  17. La competitividad es premiada a nivel deportivo y en la vida en general, pero puede llegar a ser ajusticiada si resulta ser demasiado excesiva. Al realizar un deporte en grupo o por parejas, con alguien de nuestro entorno habitual, puede resultar la competitividad algo motivador. No obstante, se puede llegar a un punto en el que debemos de considerar si es motivación o un problema, ya que puede convertirse en algo beneficioso o por el contrario en algo perjudicial, todo depende de cómo se oriente. Si se proyecta de forma sana se puede considerar algo bueno, pero en el caso de emplearla de manera dañina y destructiva deriva en algo malo y negativo, que se traduce en poco saludable.

    Se trata simplemente de comprender la competitividad como algo que nos empuja a dar lo mejor de nosotros mismos, a superar metas marcadas en nuestra vida que nos hagan sentir orgullosos logrando la satisfacción personal de uno mismo.

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  18. Como experiencia deportiva, me gustaría comentar que nunca encontré, en este caso en el baloncesto, una excesiva competitividad por parte de quienes me encontraba en equipos contrarios, pero si he de decir que algún momento de tensión generado por la rivalidad y algo de competitividad, se manifestaba en algunos momentos de aquellos encuentros en las canchas de baloncesto. Todo esto nunca nos los llegamos a tomar como algo más que pudiese generar el propio nerviosismo del encuentro, sino como algo que nos producía motivación y generaba en nuestro interior un aumento de la autoestima.

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  19. 1. ¿Qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenadores?
    La competencia deportiva es un incentivo para el alumnado, para que luchen por tener el mejor puesto en la clase, esto consigue que los alumnos se vean como rivales y así se esfuercen más en las actividades.
    Realmente, yo como profesor me gustaría trabajar en competencia con mis alumnos pero de manera ajustada, es decir, evitando que pueda haber malos comportamientos entre los alumnos, puesto que esto hace que ellos se vean como rivales y no como compañeros en los que deben apoyarse. Son juegos, pero si se les lleva muy al límite se pueden llegar a crear conflictos entre compañeros. Intentaría usar la competitividad en las pruebas individuales de velocidad o fuerza, para que ellos intenten dar lo máximo de sí mismos y conseguir mejores calificaciones. Y tener una menor competitividad en las pruebas grupales, para que se vean como compañeros y no como rivales.
    2. ¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?
    Como experiencia personal, desde los 4 años hasta día de hoy llevo practicando fútbol, debido a que es un deporte que me encanta. Y a lo que venimos con esta pregunta, en el fútbol si se le da una gran presencia a la competitividad, incluso muchas veces llegando a ver grandes conflictos con equipos rivales debido a comentarios despectivos hacia el equipo inferior normalmente, hasta entre 2 jugadores que sin querer hacer daño realizan una disputa del balón de manera muy intensa, es decir, con una alta competitividad, llegando a hacerse daño debido a ello. En conclusión, en este deporte sí se ve presente la competitividad, no se compite entre compañeros sino contra los rivales, pero se te enseña desde los comienzos de la práctica del deporte a competir y ser el mejor.

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  20. Bajo mi punto de vista, la competitividad es un indicador de rendimiento para las personas que intervienen en la práctica deportiva. La misma debe de orientarse hacia el esfuerzo y la mejora en la disputa sana contra el rival en un determinado deporte.
    Mediante la competitividad el alumnado estimulará la confianza y seguridad en uno mismo, fomentará el valor del esfuerzo y desarrollará los valores de perseverancia y constancia.

    Son muchos los autores defensores de no llevar a cabo una competitividad hasta que los alumnos y alumnas tengan una cierta edad.
    Benjamín Montenegro, (del Equipo Psicológico del Desarrollo del Individuo), indica que no se debe iniciar el deporte competitivo hasta los 16 años. Añade: "Si la educación es obligatoria hasta los 16 años, el deporte también debería ser formativo, participativo y socializador hasta esa edad" deberían ser mixtas y sin marcadores hasta los 12 años.

    Como experiencia personal debo destacar que soy un gran apasionado del deporte. Comencé a jugar al fútbol con cinco años y a los dieciséis cambié al fútbol sala. Desde prebenjamín (5 años) hasta cadete (15 años) he disputado multitud de partidos con el equipo de mi pueblo por toda Granada. La verdad es que en la mayoría de partidos que he estado presente se ha experimentado una competitividad sana, pero en ciertos partidos no ha sido así. Principalmente las veces en las que no se ha experimentado una competitividad sana ha sido cuando ha entrado en juego el agente de padres/público teniendo altercados en ocasiones llegando a la suspensión de partidos.
    En definitiva, he contemplado desde insultos por parte de padres del equipo rival a mis compañeros, abucheos al árbitro y hasta batallas campales al finalizar el partido.



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  21. Como explica Claudia Bracchi, la competencia debería ser entendida como “una práctica donde la oposición produzca un efecto superador, donde los oponentes comprenden que esas acciones constituyen una posibilidad de aprendizaje mutuo, que puede compararse a un diálogo en el que los participantes se enriquecen en el debate, cuando ese es el objetivo, y no en demostrar superioridad de unos sobre los otros.” 1
    Sin embargo, en los tiempos actuales parece que la institución escolar, así como otras veces el resto de agentes educadores, basan la valía de los jóvenes de las nuevas generaciones en base a lo buenos que son en un determinada área. La competencia es fructífera siempre que sea moderada, pero si se intenta inculcar de manera excesiva en la mente de los alumnos como el aspecto primordial en la una cúspide de valores, serán menos propensos a controlar sus emociones cuando obtengan unos resultados no deseados. Por ello, es importante, al igual que educar en competencia hasta cierto punto, educar en el control emocional y el bienestar y enseñar como docentes, que no siempre seremos los mejores en un ámbito deportivo particular (fútbol, volleyball, natación, gimnasia rítmica…) pero que podemos llegar a ser muy buenos en ello. Además, todos somos diferentes, y en el ámbito deportivo, siempre inferirán factores en la jugabilidad de cada alumno, como la estrategia, la forma física o el movimiento, de forma que a veces no se trata de ser mejores o peores en un deporte, sino diferentes.

    Para fomentar este pensamiento, sería idóneo trabajar con el alumnado a través de una actividad en la que por ejemplo, ellos mismos se autodefiniesen, destacando sus puntos fuertes y débiles en el deporte para debatirlo en clase con el resto de compañeros, de forma que se comparasen entre sí, no como una competición, sino como un ejercicio que sirviese como práctica de reflexión y reconocimiento de habilidades de las que carecen, para que se den cuenta de que no son mejores ni peores, sino diferentes, y que aquel que es bueno en salto, a lo mejor no lo es en velocidad, etcétera.

    No recuerdo una experiencia concreta relacionada con la competitividad en la asignatura de educación física, pero a grandes rasgos, puedo decir que siempre había lucha entre alumnos por obtener el liderazgo de la clase, y se podía ver durante las sesiones de clase, cuando tocaba calentar y uno siempre quería ser el coordinador del calentamiento, o por ejemplo, cuando se hacían juegos con capitanes que siempre eran las mismas personas.

    Bibliografía:

    1. Dirección General de Cultura y Educación, DECS3 Educación Física/coordinado por Claudia Bracchi (La Plata: Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, 2008), 30

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  22. ¿Qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenador@s?
    Yo entiendo la competencia deportiva como una especie de motivación para el alumno, y se esfuerce más respecto a sus compañeros. Esta competencia no provocaría problemas mientras sea sana. La competencia deportiva conseguirá que el alumno o el competidor de el máximo de sí.
    ¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?
    Desde mi experiencia propia no puedo hablar de una competencia deportiva que me haya causado problemas. Siempre me ha ayudado a sentirme motivada y a intentar superarme a mí misma. También es cierto que yo siempre he practicado deporte en equipos, como balonmano, baloncesto, fútbol, si hubiese hecho un deporte individual puede que mi experiencia fuese distinta.

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  23. 12. LA COMPETIVIDAD DEPORTIVA: IMPLICACIONES PARA EL PROFESOR DE EDUCACION FISICA.
    - ¿Qué entendemos por competencia deportiva y como la trabajaríamos como futuros docentes o entrenadores?
    El termino de competición no solo se quiere referir a ganar, sino que se trata de enfrentarse a otra persona para llegar a un objetivo, se tiene que trabajar la constancia, el esfuerzo y el luchar para conseguir lo que quieres. Y así, si se gana, pues mejor pero si se pierde igualmente los alumnos habrán aprendido tantos valores en el camino que conviene recordar los motivos por los que los deportes competitivos son buenos para los niños.
    - ¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?
    Desde los 8 años hasta las 15 años estuve practicando gimnasia rítmica, es un deporte que se necesita mucha constancia y mucha disciplina. En este deporte había mucha competición, ya que cada fin de semana teníamos que desplazarnos para cualquier ciudad de Andalucía porque teníamos los viernes y sábados competiciones. Pero yo recuerdo que nuestro objetivo no era ganar, sino demostrar todo lo que sabíamos y disfrutar mientras estábamos realizando la actuación. Como todas las personas, nos gusta ganar, en cambio quedamos segundas de Andalucía, pero si perdíamos, aprendíamos de nuestros errores y intentábamos hacerlo la próxima vez mucho mejor y evitar los fallos que tuvimos en competiciones anteriores.

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  24. Ismael Muñoz López 2ºH

    La competencia deportiva puede tener varias visiones. Por un lado la podemos entender como una disputa o contienda entablada entre dos o más personas que persiguen o aspiran a la misma cosa o mismo objetivo. Esta visión la podríamos tener dentro de cualquier juego donde haya un objetivo final que los alumnos/as tengan que conseguir. Pero por otro lado también podemos entender dicha competencia, dentro del ámbito deportivo, referida a la preparación apta para realizar una actividad. Es decir, que preparación tiene que tener el niño o niña para realizar las actividades propuestas.

    En general tendemos a verla como una disputa o como una situación que acaba generando tensión entre varias personas. Desde mi punto de vista, hoy por hoy, los juegos han dejado de ser considerados como una actividad banal y poco seria. Además, analizando el área de Educación Física, el Diseño Curricular Base (D.C.B) de Educación Primaria señala la posibilidad de cuatro tipos de juegos:

    Juegos de destreza y de adaptación.
    Juegos de cooperación y de cooperación/oposición, para el aprendizaje de las estrategias básicas en los juegos de equipo.
    Juegos de iniciación a las habilidades deportivas.
    Juegos tradicionales o autóctonos, para favorecer el conocimiento y valoración del patrimonio cultural.

    Tras ver esto, nos damos cuenta que los juegos competitivos o la competencia deportiva, explícitamente no aparecen recogidos en el currículum, pero se advierte que “la participación por equipos en juegos y la vinculación de la Educación Física con patrones deportivos suele tender a convertir los juegos en situaciones de competición.” (M.E.C., 1989, 245).

    Para concluir, yo creo que los docentes deberíamos enseñar que los juegos son eso: Juegos. De esta manera entenderemos la competencia deportiva como las cualidades o actitudes que nos fortalecen para realizar una actividad o completar un desafío y no como la seguimos enseñando.

    A modo de experiencias personal, simplemente compartir algunas situaciones, o bien en partidos de fútbol escolares, o bien simples actividades de campamentos de verano donde por culpa de querer ser los mejores, hemos llegado a olvidar de qué trataba o qué finalidad real tenía el juego, (la enseñanza de valores) para enfrentarnos o bien entre nuestro propio grupo de juego o entre otros grupos. Al final ante este tipo de situaciones, el juego pierde su valor y no sirve de nada seguir realizándolo.


    Referencias bibliográficas:

    Díez, M. D. G., Callado, C. V., Arranz, M. I. F., & García, M. P. C. (1995). El juego no competitivo como recurso didáctico en el currículo escolar de educación física. Revista interuniversitaria de formación del profesorado, (22), 51-60.

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  25. Cuando se habla de competencia deportiva, a mi parecer entiendo que se refiere a la preparación apta para realizar una actividad física. Desde mi perspectiva la competitividad fomenta valores fundamentales en la infancia, a mi parecer el valor más importante es el del esfuerzo. Han de conseguir una meta y trabajar duro para conseguir esa meta. A su vez competir, les enseña a los niños otros beneficios cómo son, afrontar riesgos, la humildad, la confianza, la constancia y la perseverancia.
    Como experiencia personal, he de decir que me encanta el deporte. Empecé a bailar a los tres años, y continuo con ello, comencé a jugar al tenis con seis años y a los nueve empecé a competir, he ido a distintas ciudades de Andalucía a jugar con mi equipo y son experiencias que no se olvidan y que te aportan buenos valores y momentos para siempre.
    La competitividad ha estado muy presente en los partidos que he jugado y en los que he visto, creo que es un factor importante, que exista una competitividad sana en el deporte. Creo que existe mayor competitividad no sana en los deportes en equipo, mi hermana es jugadora de baloncesto y en muchas ocasiones ha habido partidos en los que han echado a padres o a entrenadores por ciertas actitudes y comentarios que no eran correctos.
    Creo que es fundamental que en la escuela, en el área de Educación Física se trabaje el ámbito de la competitividad, ya que alguna vez en la vida se les va a presentar a algún niño/a una situación en la que la competitividad deportiva va a estar presente. Para fomentar esto, se puede hablar este temática en clase, debatirlo entre todos, realizar actividades o juegos interactivos en clase en los que tengan que competir entre los discentes y a su vez fomentar el tema del liderazgo, todo ello de forma sana.

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  26. Celia Martín Crespo. 2H.

    Como futura docente del área de educación física veo imprescindible tratar y conocer bien la competencia deportiva para saber cómo tratarla en clase. Pero antes de nada es necesario conocer el concepto.
    La competencia deportiva puede ser competir con uno mismo superando y mejorando estos resultados o mostrando rivalidad con los contrincantes. Todo esto se genera por la búsqueda constante de la superación. Porque es importante ir auto superándose para lograr la perfección pero esto se vuelve tóxico cuando nos obsesionamos con las metas, rechazando la idea que todo logro requiere de esfuerzo y un proceso.
    La competencia se da por el placer que genera la victoria, el triunfar. Porque desde pequeños nos enseñan a ganar, ganar y ganar pero… ¿qué pasa cuando perdemos? No estamos preparados para afrontar la derrota porque vivimos en un mundo en donde se tiene que ser el mejor, “mi hija es la mejor de su clase, ha sacado un 10”.Frases como esta que solo hace reforzar lo negativo que es ganar y es que cuando se gana no se aprende ya que no hay quien superar. Es por ello que veo completamente necesario educar al alumno para que el mero hecho de suspender un examen no sea motivo de generar en ellos mismos ansiedad por el nivel de exigencia, ya que tienen que ser el mejor o el perder un partido de tenis.
    En relación a cómo la trabajaría como docente la incluiría a través del currículo oculto. Porque al fin y al cabo en la educación está el cambio y el cambio se halla en los docentes, es por ello que se requiere de una buena formación para saber cómo trabajarlos.
    Bajo mi punto de vista la mejor forma de tratar la competencia deportiva es eliminar los premios, o eliminar los premios que vayan destinados única y exclusivamente a aquellos grupos victoriosos. Fomentando así la participación más que la victoria.
    Como objetivo propio busco la propia superación, sin llegar a obsesionarse, para ello el equipo victorioso le recomendarán consejos para evitar su derrota en el próximo juego y el equipo derrotado aceptará los consejos con placer. Con esto evitaríamos que siempre gane el mismo equipo, generando una continua superación de equipos y a la vez eliminaremos esa competencia generada.
    Una vez terminado el juego estos chocarán la raqueta o la mano para romper esa rivalidad creada entre los dos equipos, porque puede parecer un hecho típico y tradicional pero ayuda a establecer la paz entre ambos.
    Como docente debemos inculcar que los deportes al fin y al cabo son juegos en donde venimos a disfrutar, y es que es imprescindible tratar esto en clase ya no es por el mero hecho de aspectos deportivos y educativos, sino para cambiar y transformar la sociedad que es uno de los objetivos de la educación.
    Con respecto a la experiencias deportivas no puedo relatar ninguna con detalle, pero sí reconozco que siempre ha habido pique entre los equipos por ganar y que los docentes no han llevado a cabo ninguna técnica o metodología para paliar y de ahí la importancia de la buena formación docente.

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  29. ¿Qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenadores?
    La competitividad deportiva forma parte de cada deporte ya que pones a prueba tus capacidades y destrezas, pero si esa competitividad se convierte en tóxica, ya no lo es.
    Con competitividad tóxica quiero referirme a aquella que sólo implica ganar. Si esa competitividad se la fomentamos a los niños/as ya sea siendo docentes o padres provocamos en ellos una serie de consecuencias negativas como: el estrés, la sensación de fracaso, sentir que van a decepcionar a sus padres...
    Además con este tipo de competitividad lo que hacemos es promover el juego sucio lo cual puede ser como lo opuesto a lo que quiere fomentar el deporte.
    Como futura docente pienso que desde muy pequeños les fomentaría la importancia de participar y no de ganar, hacerles conocer cuáles son sus límites y desarrollar en ellos valores como el respeto, el trabajo en equipo y el esfuerzo.
    ¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?
    Nunca he llegado a experimentar ninguna experiencia relacionada con la competitividad deportiva, sin embargo si he vivido una como espectadora la cual me llamo mucha la atención.
    Yo tenía alrededor de unos 10 años y llevaba a mi hermano pequeño de 5 años a jugar al fútbol, mientras jugaba veía como muchos padres le gritaban a sus hijos algunos insultos porque no jugaban como ellos querían, es más quería destacar que fomentaba que el niño llegara a hacer daño físico a otros.
    La verdad es que esta escena desde mi punto de vista y a mi corta edad la vi tan innecesaria y vergonzosa que nunca entenderé la posición de aquellos padres.

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  30. Si buscamos en internet el significado de competitividad encontramos “rivalidad o competencia intensa para conseguir un fin”.
    Para mí, la competitividad no se basa en crear rivales, sino en querer superar metas u objetivos que cada persona se marque, ya sea compitiendo de manera individual o grupal. Y por tanto, llevado al mundo del deporte significa lo mismo.

    En los últimos tiempos, el significado de competitividad se ha magnificado mucho y a veces incluso se malinterpreta. Las personas creen que competitividad significa ganar siempre al coste que sea, y no es así. Para todos es satisfactorio ganar, que se nos reconozca el mérito, el esfuerzo y nuestra labor, pero a veces, sin ser el primero también estás ganando, y eso es competitividad también, el saber superarte a ti mismo, dar lo mejor de ti sin la necesidad de quitar de en medio a los demás.

    Como futura docente considero que es fundamental adquirir una competitividad sana desde que los niños son muy pequeños para que no malinterpreten el término. Deben comprender que no siempre hay que ser el número uno y que eso no está mal. Así el ambiente en clase es mucho mejor.

    Como experiencia personal, he de decir que siempre, a pesar de que es típico caer en la rivalidad cuando eres pequeño, nunca me ha interesado caer en esos juegos. En mi colegio nunca se fomentaba la rivalidad, pero si la competencia sana. Pero dada la sociedad en la que vivimos, al llegar al instituto si fomentó el propio profesor la competencia entre chicos y chicas y nos dejaba a nosotras en un lugar inferior.

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  31. CECILIA RAMOS MORENO
    2ºG

    ¿Qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenador@s? ¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?
    Indagando por internet he llegado a la conclusión de que el deseo de competir es una tendencia generalizada del ser humano, es algo innato que surge de lo que llaman “instinto de conservación”, pero también se encuentra acondicionado por factores socioculturales. Competir en este sentido involucra el deseo de imponerse a los demás, de triunfar y de mostrar superioridad. La palabra competir lleva implícita la idea de ganar, pero la pregunta es, ¿para qué? Personalmente, diría que es por el placer de ver cómo llegas más lejos que los demás.

    Para mí, competir es autosuperarse, vencerse a uno mismo, querer e intentar mejorar nuestras metas e ir viendo como las van superando, eso sí es ganar. Tristemente, no tengo experiencias sobre la competencia deportiva asociada a la grupalidad como todo el mundo la entiende, pero sí conmigo misma, he visto cómo he ido superando mis metas que he ido imponiendo y como he disfrutado esta ganancia, y me motivaba a seguir más y más y a sentirme vencida conmigo misma.

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  32. Andrea Toledo Macías
    2H
    ¿Qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenador@s?
    Así, sin buscar información sobre qué es la competencia deportiva, la relaciono con actividades en las que te tienes que preparar para enfrentarte a un rival. Esta preparación debe ser sana, es decir, que no solo hay que centrarse en ganar.
    Como futura docente me enfocaría en lo que están aprendiendo y cómo les está haciendo crecer tanto a nivel físico como personal, porque pienso que el deporte ayuda mucho a crecer interiormente, a ser honesto, crítico y generoso con tu rival. Les haría ver que el resultado que marca una pantalla o un papel no significa que lo que están haciendo está mal o bien, si no que todo es el esfuerzo que tú le pongas y si llega otra persona y gana no significa que seas inferior a él.

    ¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?
    En cuanto a experiencias, siempre he bailado y sí he podido ver la rivalidad que hay entre compañeras por querer ser la mejor o críticas a otros grupos de baile porque ellas se creen superiores y ahora estar en ese grupo. Por ejemplo, hace unos años yo estaba en una agencia con un grupo de cheerleader y aparte habían otras dos agencias más. Mi profesora, cuando era más joven, estuvo en una de esas agencias y acabó mal, por lo que decidió montar la suya propia. Yo veía como se hablaba mal de esa agencia y cuando alguna de nosotras decidía irse y acababa en el otro grupo de cheerleader se le criticaba mucho y ya empezaban a sacar todo lo malo.

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  34. ¿Qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenador@s?
    Indagando en internet sobre este tema, he encontrado información que me ha servido de gran ayuda. La palabra competencia, significa “buscar conjuntamente” y posee varias acepciones de acuerdo al contexto en la que sea utilizada. Se puede competir con uno mismo superando sus propias marcas, o las de otros deportistas, se puede competir individualmente o grupalmente agresiva o naturalmente, súbitamente o progresivamente. Ya sea en un caso o en otro existe en la competencia un innato impulso a la SUPERACIÓN.
    El reconocimiento en la competencia bien puede ser individual como en el caso del autoreconocimiento o grupal y dependerá entre otros factores de la naturaleza del deporte específico.

    Como futura docente, trabajaría este tema desde la cooperación y la igualdad, de forma que todos sientan que desempeñan un lugar importante dentro del grupo y deporte que se practica, dejando a un lado estereotipos o ciertas limitaciones. Haría hincapié en que todos somos diferentes, por lo que todos tenemos diferentes capacidades y habilidades que gracias al trabajo en equipo, podemos unir todas ellas y desempeñar un buen trabajo con mejores resultados. Por supuesto, establecería tareas y actividades donde el respeto sea la principal arma de trabajo.

    ¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?
    Desde mi propia experiencia, no he vivido muchas situaciones de competencia. Pero si es cierto, que de pequeña participaba en carreras de atletismo, y recuerdo alguna en la que daba más importancia a ganar y tener el primer puesto en el podio, que en disfrutar del proceso y de lo que con mi esfuerzo estaba consiguiendo. Poco a poco, fui dando más importancia a concentrarme en mi propio progreso y en mis metas, a la vez que disfrutaba y compartía ese deporte con las personas que también disfrutaban de él.

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  35. Buscando en distintas fuentes de internet he podido encontrar que la competitividad deportiva es esa fuerza que lleva a los deportistas a buscar desafíos, a esforzarse por conseguir sus objetivos y a persistir en su actividad a pesar de derrotas o lesiones. Leyendo esta descripción parece que la competitividad es algo bueno, entonces ¿por qué siempre le adjudicamos a la palabra competitividad connotaciones negativas? Me parece que es porque cuando nos enseñan a ser competitivos, nos enseñan a ganar por encima de todo. A mi me enseñaron que la competitividad era ganar por encima de todo, y a día de hoy, creo que ser competitiva es dar lo mejor de ti, independientemente del resultado. En mi opinión, los docentes debemos enseñar esto a nuestros alumnos, que hay que esforzarse al máximo en todo y que aunque no ganemos, estará bien.

    En mi experiencia personal con el deporte y la competencia, he de decir que jugué dos años a balonmano, de los 11 a los 13. Éramos un equipo muy pequeño, de niñas que nunca habían jugado, así que perdíamos bastantes partidos. Nuestras entrenadoras nunca nos hicieron sentir menos por perder, al revés, nos animaban a hacerlo mejor en los siguientes partidos, sin importar el resultado. Para ellas lo más importante era que disfrutáramos del juego y que desarrolláramos un buen ambiente en el equipo. Estoy muy orgullosa de mis entrenadoras, porque me enseñaron lo que es la competitividad sana, que es lo que pretendo enseñar a mis alumnos en un futuro.

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  36. Estefanía Vázquez Navarro. GRUPO H.
    Antes de responder a las cuestiones que se plantean en el post, me gustaría agradecer a los compañeros por compartir sus conocimientos y sus experiencias en el blog, para que todo podamos enriquecernos del intercambio comunicativo a través de este medio, así como de llamar a la reflexión y abrir debate en torno al tema, me parece muy interesante. Dicho esto, procedo a dar respuesta a lo que se nos pregunta.
    En primer lugar, se nos dice que qué es lo que entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenadores/as. Según la RAE, se define competencia como “disputa o contienda entre dos o más personas sobre algo”, aunque su segunda acepción se aproxime probablemente más al concepto que abordamos: “oposición o rivalidad entre dos o más personas que aspiran a obtener la misma cosa”. A raíz de tales definiciones, concluyo que, por competencia deportiva entendemos la rivalidad presente en materia de deportes, entre dos o más personas o equipos que se disputan la victoria.
    En cuanto al hecho de competir, no siempre tiene que haber un oponente, sino que también podemos competir contra nosotros mismos, contra nuestras limitaciones, esforzándonos por buscar mejorar en nuestras marcas. Así, la competición también puede ser individual, lo que denota superación.
    Pero la competencia deportiva sobre la que nos incita a reflexionar este post, es sobre la que comentaba al principio, en la que compite contra uno o varios oponentes, lo que en muchas ocasiones desemboca en una rivalidad no del todo sana, fundamentada en el placer y la aceptación social que dan el triunfo y la victoria.
    Como futura docente, considero que es muy importante promover entre nuestro alumnado una competitividad sana, basada en el respeto y el juego limpio, en superarse a uno mismo, y en disfrutar del juego y el deporte, y es que eso es lo imprescindible, disfrutar y pasar un buen rato, resultemos ser o no los ganadores.
    Como experiencia personal, no recuerdo ninguna situación concreta, pero, por ejemplo, recuerdo como a lo largo del paso por la escuela, cuando había que hacer equipos ya fuera dentro de la asignatura de Educación Física o de cualquier otra, había algunos compañeros muy competitivos y si en su equipo tocaba alguna persona a la que no se le daba tan bien la actividad a realizar, se enfadaban pensando en la posibilidad de perder, hecho del que culparían a dichos miembros del equipo. Así, no comprendían que todos tenemos diferentes capacidades y habilidades, y que habrá quien destaque en cierta actividad o destreza y quien lo haga en otra. Con su actitud, hacían que aquellos menos habilidosos se sintieran presionados y desmotivados, sin ganas de participar y con miedo al error y a los reproches que se pudiesen desencadenar. Es preciso que tanto desde casa como desde la escuela se trabaje para erradicar este tipo de comportamientos y se fomente una competitividad sana.

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  37. ELENA SERRANO CARREÑO 2ºH
    La palabra competencia derivada del latín “competere” significa “buscar conjuntamente y posee varias acepciones de acuerdo al contexto en la que sea utilizada. Se puede competir con uno mismo superando sus propias marcas, o las de otros deportistas, se puede competir individualmente o grupalmente agresiva o naturalmente, súbitamente o progresivamente. Ya sea en un caso o en otro existe en la competencia un innato impulso a la superación.
    Mirando este concepto desde la visión de una futura docente, intentaría tratarlo siempre de manera neutra es decir dándole importancia a la función principal de la competitividad que es la superación tanto personal como grupal que supone el practicar algún deporte, pero intentando dejar de lado la gran rivalidad que crean muchas veces la competitividad dentro del colegio escolar, que puede traer consecuencias negativas al desarrollo moral del alumno, ocasionado que tenga problemas en relacionarse con los demás o incluso en su propio desarrollo.
    Con relación a mi experiencia con la competitividad dentro de las aulas nunca la he vivido directamente, nunca le puse mucho interés a esta asignatura por lo que no me importaba las marcas y puntuación que obtuviera en las diferentes actividades. Pero sí que indirectamente la he vivido cuando asistia a los diferente partidos de deportes organizados en mi localidad, como padres, hijos y amigos animaban, gritaban, se frustraban, celebraban las victorias y derrotas de los diferentes equipos.

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  38. En este sentido, queremos lanzaros las siguientes cuestiones. ¿Preparad@s? Vamos a ello: ¿qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenador@s?
    La palabra competencia se deriva del latín, de la palabra “competentia” , entendida a través de dos vertientes, el primero hace referencia al enfrentamiento que surge entre al menos dos personas en consecuencia de algo en concreto. Al igual que la rivalidad, por la que personas quieren acceder a algo por igual. “Las competencias son procesos de actuación frente a actividades y problemas en un determinado contexto, integrando actitudes, conocimientos y capacidades y teniendo como base la excelencia en lo que se hace, con base en criterios de idoneidad establecidos de forma pública”. (Tobón, 2004)
    Desde mi punto de vista creo que trabajaría la competencia deportiva desarrollando y fomentando en los niños la confianza en uno mismo, , del mismo modo, transmitirles que es fundamental entender que en cualquier competición, uno puede fallar y equivocarse, por ello es que es muy importante darle aceptar el error y la derrota. La motivación, otro de los aspectos que considero fundamentales, puesto que permite conseguir los objetivos propuestos. Pero, en concreto que lo importante, es demostrarles a los niños que lo importante no es ganar, puesto que no haya quedado el primero, o no haya “ganado” no significa que lo ha hecho mal o que no vale para eso, ni mucho menos. Por lo tanto, desde el respeto, la solidaridad y el compañerismo se puede disfrutar de cualquier actividad deportiva, sintiéndose bien consigo mismo, sin tener que pisar a nadie para ser “mejores”.
    ¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?
    No he vivido una experiencia en primera persona que sea negativa, pero lo cierto es que si lo he visto desde fuera. En mi colegio, los niños siempre hacían torneos de fútbol, y me chocaba bastante el hecho de que, aunque fueran amigos, por el simple hecho de ir en equipos diferentes y uno de ellos perdiera la competición, zanjaban su amistad, es decir, se podían dejar de hablar sin problema, por un partido de fútbol. Creo que esto debería haber sido parado principalmente por el docente, puesto que esto pasaba año tras año, y en lugar de solucionarlo, se separaba y ya. En conclusión, destacar el papel del maestro en estos casos es muy importante, ya que, es el que puede cambiar estas situaciones, pero lo principal, es que con anterioridad, el docente muestre esa confianza, y dejar claros los valores mencionados anteriormente.

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  39. María Lirio Orozco, 2ºG

    PARTE 1

    1) ¿Qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenador@s?
    ¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?

    Según (Garzarelli, 2018): El término competencia viene derivado del latín “competere” y hace referencia a “buscar conjuntamente”. Se puede competir con uno mismo superando sus propios obstáculos, o incluso la de otros deportistas. También se puede competir de forma individual o conjunta, bien sea de una manera más agresiva o no, de forma más súbita o progresiva. Toda competencia tiene como objetivo la superación.

    Siempre y cuando la competencia no esté conducida por altos valores morales, este beneficia tanto al individuo y grupo como a la institución y deporte perteneciente.

    El término “superación” tiene especial relación con la supervivencia y al dominio del hombre. Esto aparece desde una temprana edad, e incluso se puede observar estas conductas en edades infantiles.

    En mi opinión, siempre he definido la competencia deportiva como la superación de unos objetivos propuestos en uno mismo o de una forma más conjunta. La competencia puede provocar conductas negativas como la agresión de un compañero hacia otro por querer alcanzar ese mismo objetivo o simplemente por tener un “mal perder”.
    Estos tipos de conductas provocan una competencia deportiva totalmente perjudicial. Es por eso, que desde edades tempranas el docente debe involucrar a sus alumnos en una competencia deportiva sana, donde les enseñe aceptar cualquier tipo de pérdida, ya que solo se trataría simplemente de un juego entre varios oponentes.
    También es importante enseñar al alumno a cooperar, a aceptar sus propios errores y a valorar el esfuerzo de uno mismo y de los demás compañeros.

    Durante mi etapa primaria, estuve federada en la gimnasia rítmica y puedo decir que me involucraron muy buenos valores. Mi profesora nos enseñaba a saber ganar y perder y siempre estar orgullosa de uno mismo por todo nuestro esfuerzo realizado a lo largo del curso. Además, mis padres también fueron los representantes de esta enseñanza en el deporte.
    Es por eso, que no puedo mencionar algún aspecto negativo vivido durante mis experiencias en la competitividad deportiva.

    Referencias Bibliográficas

    Garzarelli, J.G. (2018). La competencia en el deporte. Psicología Online. Recuperado de: https://www.psicologia-online.com/la-competencia-en-el-deporte-3655.html

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  40. LA COMPETITIVIDAD DEPORTIVA: IMPLICACIONES PARA EL PROFESOR DE EDUCACIÓN FÍSICA

    ¿Qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenador@s?

    Investigando he visto que en el plano pedagógico la competitividad es la motivación-superación y la recompensa positiva para el sujeto, sin embargo, para que esto es así, debe administrarse correctamente, ya que, si enfoca de mala manera, puede provocar insolidaridad, agresividad y división de grupo. En relación a esto quiero destacar la importancia que tienen los docentes a la hora de trasmitir el significado de competitividad. Tristemente, desde pequeños nos enseñan que la competitividad es algo agresivo y malo, que significa ganar y pisotear al rival, y ya hemos visto que no es así, es estar motivado para poder dar lo mejor de ti y que te de igual el resultado, porque has participado para pasarlo bien, no pasa nada por no ganar.

    ¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?

    Quiero compartir mi experiencia, en educación primaria no tuve suerte de que me lo explicaran así y yo veía la competitividad, como ya he dicho antes, como pisotear al rival. Sin embargo, cuando entré al conservatorio de danza todo cambió. Una vez al año realizábamos una competición de baile entre todos los cursos, y aprendimos que ganar y quedar por encima no nos hacía mejores, solo queríamos que llegara la competición para pasar tiempo juntos todas las especialidades, y salir a bailar con el apoyo de todos, sin importarnos ganar.

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  42. Marta Cabeza Aguilera.

    ¿Qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenador@s?
    Por competencia deportiva entiendo el conjunto de habilidades y destrezas para la realización y desarrollo de cualquier actividad deportiva en contexto competente.
    Considero que la competitividad deportiva no es mala, ya que la esencia del deporte es poner a prueba las destrezas de cada uno, siempre que se realice desde el respeto.

    Como futura docente incentivaría y fomentaría en mis alumnos/as la importancia de realizar cualquier actividad física o competencia deportiva, motivándolos a participar, a valorar la diversión del deporte con actitud positiva, fomentando en ellos el esfuerzo, pero sobre todo la participación.

    El docente tiene un papel preponderante en los alumnos/as ya que podemos inculcarles los valores de colaboración, cooperación, entender que cada uno tiene sus propias capacidades… incentivándoles y haciéndoles ver la competitividad deportiva desde otra perspectiva basada en la participación, respeto, disfrute…

    ¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?
    A nivel personal siempre he tenido muy presente la competitividad deportiva ya que he competido en numerosas carreras y siempre ganaba, esto fue lo que género en mí mucha tensión a la hora de participar. El no estar acostumbrada a perder me generaba nervios y angustias por la derrota.

    Aunque mi entrenador y familia siempre fomentaban en mí los valores de participación, saber ganar o perder, motivación, animación… siempre sentía esa sensación de rivalidad y competencia.

    Me gustaba mucho competir y era muy exigente conmigo misma pero a día de hoy soy más objetiva y considero que es bueno tener espíritu de competitividad, mientras lo traslades de manera positiva en la competición afrontando los retos de concentración, resistencia, fuerza, superación a uno mismo… si se traslada de manera excesiva a lo personal, generará sensación de ira, enfado, demasiada exigencia…desencadenando en un estrés negativo.

    Considero que lo importante es participar y poder superarse a uno mismo, ya que en mi caso pensaba más en la victoria que en la participación y eso no me dejaba disfrutar de la carrera.

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  43. Roberto López Santos 2ºH
    COMPETENCIA DEPORTIVA.
    Yo opino que la competencia deportiva es la máxima expresión del deporte, pues cuando no se exceden los límites, se respetan las normas y se da el máximo, se compite.
    El deporte es la máxima expresión de competitividad, por eso se entrena, de manera competente. Hemos de saber que algunas veces se gana, otras se pierde, pero siempre se aprende. Y aquí entra también el fair play, ya que debemos respetar al contrario y saber felicitarlo si nos gana. Si yo fuera el entrenador de un equipo o algún jugador de algún deporte lo entrenaría siempre con el objetivo de ganar pero también a saber ganar y desarrollar un deporte competente, teniendo una actitud ganadora pero respetuosa, ya que ambos términos pueden y deben ir ligados.
    La experiencia personal que puedo aportar a esta entrada es que a lo largo de toda mi vida he jugado unos siete años al fútbol y he salido a competir cada partido, a luchar como el que más a morder en cada situación del juego. Pero también he sabido que en el otro lado había personas como yo, a ayudar a un rival si se lesiona porque somos compañeros, al dar la mano tanto al inicio como al final del partido, a dar la enhorabuena o a animar a mis rivales si yo he sido el ganador. El fútbol es un deporte de todos, y aunque es cierto que lo que pasa en el campo se queda en el campo, no debemos ensuciarlo con malos actos que lamentablemente muchas veces, pasan.

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  44. ¿Qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenador@s?

    Lo que entiendo sobre competencia deportiva es el desarrollo del deporte de manera dinámica, es decir, de forma que haya cierta rivalidad, pero sin los extremos de llegar a querer ganar, algo más amistoso; también se puede referir a la preparación apta para realizar una actividad.

    Como futura docente, pienso que una de las formas de llevar a cabo una competencia deportiva, es elaborar varios juegos o deportes, en los que los alumnos comprendan la actividad que se va a desarrollar y que sepan defenderse dentro de ese ámbito. Un ejemplo, si empezamos con la dinámica de baloncesto, primero enseñarles la teoría y después, mediante lo aprendido y los conocimientos que ya tenían, que entre ellos hagan una serie de actividades relacionadas con el deporte.

    ¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?

    Desde pequeña he nadado y nado en un club de natación, por lo que siempre he comprendido que la competitividad no es como la gente piensa que es, algo malo, al contrario, es algo con lo que aprender en conjunto y debe haberla, pero sin esa rivalidad que siempre ha caracterizado esta palabra. Para poder llegar a hacer bien un deporte, debe haber esa competencia de la que hablamos. También es cierto, que a veces no es buena, por lo dicho anteriormente, la gente piensa que es algo malo, que deben ser los mejores, y sí, hay que perseguir eso, pero sin llegar a dejar por los suelos a tus propios compañeros, hay que saber distinguir esos límites.

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  45. ¿Qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenador@s?

    Al contrario de lo que mucha gente piensa, yo creo que la competitividad deportiva no es mala, me refiero a la competitividad sana.

    A mi parecer, la competitividad es una manera de asegurar e incrementar el rendimiento de un deportista. No tiene por qué ser para ganar al resto y demostrar que eres mejor que el resto, si no para demostrarte a ti mismo que puedes lograrlo y puedes superarte continuamente.

    En este caso la competitividad es sana, el problema está en cuando no lo es, y sólo compites para ganar dando igual cómo es el proceso mientras se gane, es decir, no respetando las normas y no demostrando valores cívicos hacia el resto de competidores.

    Por esto, habría que tratar en clase o en el entrenamiento, como trabajar la competitividad sana para que después puedan ponerla en práctica y siempre sea para positivo en la competición.

    2. Experiencia personal.

    Llevo jugando a voleibol desde que tenía unos 11-12 años. La competitividad ha sido base en mi entrenamiento de juego, y eso supongo que me ha hecho salir en cada partido a dar lo mejor de mi para ganarlo, sin embargo, la competitividad que me han enseñado ha sido siempre sana, mis entrenadores me han transmitido valores de compañerismo y respeto hacia el otro equipo y hacia los árbitros, me han enseñado a intentar controlar mis emociones tanto si son positivos como si son positivos y a siempre, siempre, respetar las normas de juego y llegar a la victoria dando lo mejor de todo el equipo respetando al resto de personas. Supongo que yo he tenido suerte de tener buenos instructores que me han enseñado este tipo de valores, y en un futuro, me gustaría ser yo la que los enseñe a mis futuros alumnos.

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  46. Carmen Ferrer Latorre.

    ¿Qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenador@s?

    Bajo mi punto de vista, tener una actitud competitiva no debería considerarse como algo dañino o perjudicial, siempre y cuando el espíritu competitivo este fundado en el respeto. Puesto que una competencia desarrollada de forma sana en el deporte puede ser realmente positiva ya que nos puede ayudar a desarrollar nuestras habilidades y destrezas; valorar el esfuerzo del trabajo; aprender a ser constantes y perseverantes; afrontar riesgos; aprender que ganar no lo es todo; trabajar los valores humanos, etc., haciéndonos mejorar y enfrentarnos a nuevos retos, superándonos a nosotros mismos.

    Pero claro esto puede suceder siempre y cuando la competitividad sea desarrollada con deportividad y buenas intenciones. Tristemente en muchas ocasiones esto no ocurre de este modo y el espíritu competitivo que se fomenta o crea resulta ser un problema, ya que se convierte en algo perjudicial si se utiliza de manera dañina, insana o nociva. Es importante evitar esto e intentar siempre transmitir a nuestro alumnado la importancia de que entiendan que la competitividad como algo sano y no la vean como una “guerra” que trate en ver quien puede más o es mejor que otro/a.

    Como futura docente trabajaría intentando crear siempre una competitividad sana y emplearía los recursos necesarios para mostrarles la importancia de esta. Enseñándoles a valorar su esfuerzo sin importar demasiado los resultados, a ser constantes y que no se rindan, a que no vean a sus rivales como enemigos sino como personas que les ayudaran a superarse a ellos/as mismos/as, en definitiva, a que crean en ellos/as mismos/as por encima de todo, pero sin creerse más que nadie y nunca dejen de lado los principios y valores (respeto, compañerismo, empatía…) que por supuesto trabajare en mi aula. Por último, además de trabajar con los/as niños/as para que desarrollen un espíritu competitivo sano es vital concienciar a las familias también de ello, por lo que realizaría charlas en las que las familias tuvieran que involucrarse y reflexionar de la importancia de no fomentar directa o indirectamente (que en algunos casos puede suceder) un espíritu de competitividad negativo en sus hijos/as.


    ¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?

    En cuanto a experiencias personales, no me he visto involucrada directamente en muchas situaciones en las que haya vivido una mala experiencia con respecto a una insana competitividad, pues no práctico ningún deporte en concreto que requiera o en el que puedan ocasionarse situaciones así. Pero sí que he visto en partidos de fútbol de mi hermano, como se han creado situaciones realmente desagradables en las que llovían insultos de manera desmesurada. Recuerdo una vez en concreto hace años, mi hermano tendría unos 7 u 8 años y yo unos 11 o 12 y me sorprendió ver la actitud tan competitiva de algunos padres, empleando un vocabulario absolutamente fuera de lugar delante de unos niños pequeños y sus propios hijos. Al fin y al cabo, son las familias la mayoría de veces las que crean un espíritu competitivo perjudicial, por ello es importante incidir también en ellos/as mediante charlas y los medios que dispongamos.

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  47. Competencia Comunicativa.
    A mi entender, la competencia deportiva es desarrollar el deporte de forma competente, queriendo ser una persona más, competir pero sin salirse de los límites establecidos de ganar o perder. Está comprobado que en el deporte es donde más se da la competitividad, por este motivo hay que fomentar una competitividad sana, es decir, fomentar que en ocasiones se gana, y en ocasiones se pierde, que lo importante es participar y divertirse.

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  49. Noelia Carmona Martín. 2ºH

    ¿Qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenador@s? ¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?

    La palabra competencia significa “buscar conjuntamente'' y posee varias acepciones de acuerdo al contexto en la que sea utilizada. Se puede competir con uno mismo superando sus propias marcas, o las de otros deportistas, se puede competir individualmente o grupalmente agresiva o naturalmente, súbitamente o progresivamente. Ya sea en un caso o en otro existe en la competencia un innato impulso a la superación.
    Como futuros docentes deberíamos tener muy en cuenta la competencia, y todo lo que eso conlleva. Es cierto que, en parte, la competencia es necesaria para que cada uno de nuestros alumnos de siempre lo máximo de ellos mismos en las actividades que se planteen, pero no permitir que la competencia esté por encima de otras tantas cosas que son mucho más importantes, como lo es el compañerismo. Por ello debemos hacerles entender a nuestro alumnado que lo más importante es saber comportarse como humanos que somos, ayudar a nuestros compañeros siempre que lo necesiten, respetarlos, dejarles participar, tener en cuenta sus opiniones y respetarlas...etc. Dicho esto, es importante que la gran mayoría de prácticas sean en grupo, para fomentar todo esto que hemos dicho con anterioridad y, además de esto, que los grupos sean distintos cada día, para evitar que se formen bandas y hacer que todos trabajen con todos y se entiendan y cooperen juntos.

    En cuanto a mi experiencia con el deporte, recuerdo que tuve un profesor que, seguramente sin darse cuenta fomentaban en exceso esa competencia de la que hablamos, y era entonces cuando las clases de educación física se volvían en continuas discusiones entre los compañeros y no se trabajaba en un ambiente de cariño ni respeto, sino todo lo contrario.

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  51. Vanesa Molina Balbuena. 2ºH

    ¿Qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenadores?

    La competencia deportiva se refiere a la preparación adecuada que le permite a una persona realizar una actividad determinada. Por otro lado, cuando hablamos de competencia también hablamos del hecho de enfrentarse a otra persona para lograr un objetivo. Se trata de trabajar el esfuerzo, la perseverancia, la constancia y la lucha para conseguir un sueño, es decir, no s refiere solo a ganar.

    Sin embargo, debemos hacer que la competencia no exceda los límites de la toxicidad y se vuelva el objetivo principal en una actividad, generando así ambientes conflictivos. Por eso, los niños/as deben disfrutar con la realización de la actividad y enfrentarse a ella de una forma positiva y enriquecedora.

    La competencia más sana y la que más dará como resultado la mejor versión que uno puede tener es la competencia con uno/a mismo/a. La practica de deportes en los que el alumnado compite, estimula la confianza y la seguridad en ellos/as mismos. Además, fomentan el valor del esfuerzo; han de conseguir una meta y trabajan duro para conseguirla. Competir les enseña a afrontar riesgos y a su vez les enseña a perder. Desarrollan la resiliencia, es decir, la habilidad para superar los obstáculos de la vida.

    ¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?

    Mi experiencia personal con la competencia en el deporte se basa en mi estancia en un equipo de fútbol femenino. Durante un año, estuvimos entrenando para presentarnos a unas provinciales. El hecho de que fueran unas competiciones nos ayudaba a crecer como equipo, hacía que nos esforzásemos más y diésemos lo mejor de nosotras. A veces, las personas con las que jugábamos eran demasiado competitivas y tenían actitudes negativas en el juego, por eso es importante que la competitividad se de desde una vía sana.

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  53. La palabra competencia derivada del latín “competere” significa “buscar conjuntamente y posee varias acepciones de acuerdo al contexto en la que sea utilizada”. Se puede competir con uno mismo superando sus propias marcas, o las de otros deportistas, se puede competir individualmente o grupalmente agresiva o naturalmente. Ya sea en un caso o en otro existe en la competencia un innato impulso a la superación (Garzarelli, 2018).

    En mi opinión la competencia deportiva puede tener un significado positivo o negativo dependiendo de la persona, podemos ver como en el día a día hay personas que dedican muchísimo tiempo a algún deporte con el fin de superar su propia marca o vencer a su rival, y yo pienso que esto puede desgastar mucho a una persona porque pueden obsesionarse con el mismo y producirse en el frustración si finalmente no consigue lo que busca y viene persiguiendo desde hace tiempo. Y también he de destacar que en muchos casos los padres juegan un gran papel en la competencia, he visto con mis propios ojos como unos padres les decían a sus hijos que estaban decepcionados porque no habían ganado y esto provoca en las personas ansiedad de pensar que no ha podido hacer feliz a sus padres, creo que ellos juegan un papel muy importante en la vida de sus hijos y en la competencia, y son los primeros que deben inculcarle a sus hijos que lo importante es participar, pasarlo bien y esforzarse, así si alguna vez no consiguen ganar los padres pueden conseguir que no se frustren más de lo que pueden estar en el momento e incluso hacerles ver que es una simple competición en la que el objetivo no es ganar sino DISFRUTAR.

    Como una experiencia personal ya os he adelantado algo anteriormente, he de decir que yo he sido una persona pues que nunca he sido muy competitiva, he practicado dos deportes, atletismo y gimnasia rítmica, y he de decir que en ambos en ocasiones me he llevado disgustos y en otras alegrías, pero siempre he tenido apoyo tanto de mis padres como de mis respectivos entrenadores que siempre me han inculcado la importancia de participar y pasarlo bien y que esto siempre está por encima de ganar o perder. Pero si que he visionado experiencias negativas con respectivos compañeros, en los que sus propios padres en lugar de animarlos cuando ya sienten frustración o tristeza por no ganar a lo que se dedicaban era a hacerles sentirse peor e incluso decirles que no sirven para ese deporte y provocar en ellos mayor disgusto.

    REFERENCIA

    Garzarelli, J.G. (2018, marzo 22). La competencia en el deporte [Página web]. Recuperado de https://www.psicologia-online.com/la-competencia-en-el-deporte-3655.html

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  54. Bajo mi punto de vista, la competitividad en el deporte es necesaria siempre y cuando sea una competencia bienintencionada. El reconocimiento en la competencia bien puede ser individual como en el caso del autoreconocimiento o grupal y dependerá entre otros factores de la naturaleza del deporte específico. Siempre y cuando la competencia esté conducida por altos valores morales, beneficia no solo al individuo o grupo sino a la institución a la que pertenezca y al deporte mismo.

    Mi experiencia personal se basa en los 10 años que he estado jugando al baloncesto. He tenido la oportunidad a través de este deporte, conocer a mucha gente diferente, con distintos objetivos de juego, diversas finalidades, valores diferentes… a partir de esto me pude dar cuenta de que no todo el mismo, cuando hace algo, busca la misma finalidad. Hay personas que como yo, por ejemplo, el resultado nos da igual; simplemente buscamos pasar un buen rato con nuestros compañeros, darlo todo y hacerlo lo mejor posible, sin importar la puntuación. Por otro lado, pienso que la competitividad es buena entre el equipo, es decir, que forméis un grupo competente y confiado e integrar a todos los participantes en el área de juego. Lo más importante y para mí, la finalidad del deporte es pasar un buen rato y disfrutar.


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  55. Marta Álvarez López.
    1º parte.

    A menudo, solemos confundir competencia con competitividad y es que, a simple vista pueden resultar sinónimos. Adentrémonos en los verdaderos significados de estos dos conceptos.

    Ateniéndonos al significado proporcionado por el diccionario de la Real Academia Española, este indica:

    “Competencia deportiva”:
    Del lat. competitio, -ōnis.
    1. f. Competencia o rivalidad de quienes se disputan una misma cosa o la pretenden.
    2. f. Acción y efecto de competir, y más propiamente en materia de deportes.

    “Competitividad”:
    1. f. Capacidad de competir.
    2. f. Rivalidad para la consecución de un fin.

    Llegados a este punto podemos observar cómo, la concepción de estos dos conceptos puede derivar de varias perspectivas.

    En ocasiones, aunque el deporte es una práctica recomendada por profesionales de la salud, lo cierto es que, a menudo, se ve afectado por la necesidad de fomentar un carácter competitivo en niños, quienes se ven cada vez más presionados por los resultados. Cabe destacar que esta presión, a menudo tiene su origen en los padres de los mismos, quienes tienden a reflejar sus metas y ambiciones en sus hijos. A continuación, el link a un vídeo donde se refleja de manera clara lo aportado: https://www.youtube.com/watch?v=QHd0aERvJPk&list=PLwihpx_21OFU2FZPs-0yBaRtbXIGFaPep&index=12

    En relación a esta temática, es muy interesante la aportación que realiza Benjamín Montenegro (miembro del Equipo Psicológico del Desarrollo del Individuo), quien señala que el deporte competitivo no debería iniciarse hasta los 16 años. Añade: "Si la educación es obligatoria hasta los 16 años, el deporte también debería ser formativo, participativo y socializador hasta esa edad", además indica que las actividades físicas deberían ser mixtas y sin marcadores hasta los 12 años. Esta premisa nos hace reflexionar sobre la postura que adopta Montenegro en relación a la competición y es que, si introducimos a los niños en un ambiente altamente competitivo desde edades tempranas, coincidiendo con el desarrollo de su personalidad y la configuración de su propia identidad, interiorizarán esta capacidad de modo que, en un futuro, estará tan arraiga en ellos que, difícilmente se podrá modificar su perspectiva.

    Del mismo modo, debemos ser conscientes de que la competitividad no siempre lleva implícita un valor negativo. Esto lo podemos observar a través de las dos concepciones deportivas generales sobre la competitividad. La primera ensalza el valor del éxito, en ella solo cuenta el resultado. Por el contrario, la segunda no deposita todo su valor en el resultado sino en el proceso. Respondiendo a la pregunta previamente planteada por nuestros compañeros, ¿cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenador@s? La respuesta a esta pregunta se encuentra en la segunda perspectiva, debemos trasmitir que lo importante en la vida no es el triunfo sino la lucha y que lo esencial no es haber vencido, sino haber luchado bien. Un docente/ entrenador que tiene interiorizada esta manera de ver la realidad, no solo va a lograr un desarrollo integral de su persona y la de aquellos a los que manifiesta esta afirmación, sino que los alumnos/ jugadores van a reflejar y a adoptar la misma, pues para ellos su docente/ entrenador es un modelo a seguir. Tenemos una gran responsabilidad, hagamos buen uso de ella.

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    Respuestas
    1. Marta Álvarez López.
      2ª parte.

      En cuanto a la competición deportiva como vía hacia la propia excelencia, podemos observar cómo el siguiente video, recoge las premisas básicas: https://www.youtube.com/watch?v=-SDlaxSw0fM

      Una competición sana pues, nos lleva a competir con nosotros mismos, a sacar el máximo partido de uno mismo, al margen de los resultados obtenidos. Aquí está implícito el valor ético de la competición, a su vez. Esta labor recae de manera especial sobre entrenadores, profesores de Educación Física y padres.

      En cuanto a mi experiencia personal, no tengo un gran recorrido deportivo. Sin embargo, desgraciadamente, la competitividad puede extrapolarse a muchos otros ámbitos. No hace falta intervenir en una práctica deportiva para ser consciente de todo lo que supone una competitividad mal gestionada y orientada a la superposición del yo con respecto a los demás y no como indicador del esfuerzo personal. En la sociedad actual, cada vez nos olvidamos más de la empatía y de la unión. Una justificación a la que se recurre con frecuencia es a aquella que manifiesta la programación genética de todos los seres vivos para competir. Algo tan interiorizado como la pirámide de las necesidades, refleja cómo, todos luchamos con el objetivo de cubrir nuestras necesidades, como indica Abraham Maslow. Cada vez nos estamos alejando tanto del bien común y de la colaboración que nos estamos encerrando en nosotros mismos y ni siquiera sabemos ver más allá.

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  56. La competitividad en el deporte la entiendo como la implicación del esfuerzo en cualquier objetivo, con el principal objetivo de ganar.
    Este hecho puede relacionarse con la autoestima, ya que una persona con baja autoestima no suele ser muy competitiva, ya que piensa que no es tan competente en los distintos deportes en general como pueden serlo sus compañeros.
    No obstante, pienso que tener competitividad deportiva está bien, ya que una persona competitiva da lo mejor de sí mismo con el fin de conseguir la mejor marca o puntuación y, por ende, ganar en cualquier ejercicio.
    Sin embargo, como futura docente de Educación Física le inculcaría a mi alumnado que ser competitivo está, bien siempre y cuando no se exceda en ello, ya que también puede ser perjudicial al no ser capaz de aceptar una derrota en el caso de que la haya.
    Por ello, pienso que es importante que los discentes entiendan que siempre hay que ponerle esfuerzo y compromiso en los deportes, pero que ganar no es lo primordial. Lo fundamental es estar cómodo con uno mismo sabiendo que se ha dado lo mejor dentro de las posibilidades de cada uno, independientemente de si se gana o no, viendo los errores de la derrota como una oportunidad para aprender.


    Hablando de mi, cuando era más pequeña era una persona muy competitiva en todos los ámbitos pero sobre todo en los juegos y los deportes planteados por el docente en Educación Física.
    Esto hacía que sintiera una cierta presión y obligación de ganar en cada juego, ya que era incapaz de aceptar una derrota, pues cuando esto pasaba me enfadaba con mi grupo (en caso de que el deporte fuera por equipos) o me cabreaba conmigo misma (en los deportes individuales como en el tenis o pádel) , exigiéndome mucho en el siguiente juego que se hiciera y teniendo mala sensación durante todo el día, lo que hacía que ese exceso de competitividad perturbara mi tranquilidad mental.

    Con el paso del tiempo entendí que no se puede ganar siempre, sino que lo importante es participar y sobre todo esforzarse dentro de los límites y las posibilidades de cada persona.

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  57. La competitividad deportiva: implicaciones para el profesor de Educación Física

    María Suárez Hidalgo

    Me ha gustado mucho como definición de competencia, "capacidad para el desarrollo de algo".
    Todos somos capaces de conseguir los objetivos que nos proponemos dentro del realismo de la meta. Dentro del deporte, para conseguir una meta hay que prepararse el camino a seguir, la rutina, información sobre el tema, cómo afecta a la salud, crear un horario/hábitos...

    La competencia, es decir, la capacidad de mejorar, es un algo dentro de cada uno, y diferente para cada uno, pero todos podemos superarnos.
    Partiendo de ahí, el papel del docente debe ser, primero informativo, segundo motivador, y tercero responsable.

    Informativo: Debe estudiar la meta, debe estudiar al alumno, debe elegir/proponer los ejercicios que sean adecuados, que se esfuerce cada vez más, pero dentro de su capacidad. El avance debe ser progresivo.

    Motivador: Debe animar al niño, si falla decirle que es lo más importante de su avance, porque ahí se conoce a sí mismo, y ahí es donde tiene que aguantar para poder crecer. Mentalidad positiva, la competencia la tienes, aplica el tiempo que necesites.

    Responsable: A parte de la información, la observación y la actuación son muy importantes. Cada uno tiene sus límites, y no podemos forzarlos demasiado. Esta responsabilidad de la figura del entrenador o docente se transmite. Hacer las cosas bien, calentar desde el principio, no tener prisa por alcanzar una meta muy alta, sino ser prudente y poner metas más pequeñas pero que te acerquen a la final.

    Si se trabaja para obtener una meta, ese camino previo debe tener una parte de práctica y otra de descanso. La salud siempre es más importante que la meta.

    Mi experiencia fue la del confinamiento. Estuve mucho tiempo encerrada en casa sin salir, y eso me afectó físicamente, y en consecuencia, de forma mental.
    Al volver las clases presenciales me costaba mucho hacer recorridos que antes hacía diariamente, mis niveles de fuerza y resistencia habían bajado, y con la mascarilla me agobiaba salir a andar.
    Lo que hice fue obligarme a coger el autobús hasta Congresos (yo vivo en un pueblo), e irme andando de Congresos-Cartuja y de Cartuja- Congresos andando todos los días que tenía clase presencial. Si algún día podía moverme más lo hacía. Llevé a un amigo a la Alhambra, me perdí por el Albaicín, me fui con unos amigos a los Cahorros...
    Además, los días que tengo solamente clase virtual, quedo con un amigo por meet. Él se ha descargado una aplicación de esas para hacer ejercicio en casa, y siempre que podemos echamos 20 minutos de esos que acabas con agujetas, y cada sesión que haces es un poco más dura. Desde el punto de vista de la dieta he eliminado una gran cantidad de alimentos que he sustituido por otros más saludables y he bajado de peso.
    Para mi objetivo final pienso que es suficiente, y más aún con el tiempo que debo dedicarle a los trabajos de la facultad.
    Mi meta es realizar una excursión este verano a la montaña y andar todo lo que pueda. La capacidad la tengo, solo puedo seguir mejorando.
    ¿Alguien se viene conmigo?

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  58. Andrea Barbero Carvajal (2ºH)
    ¿Qué entendemos por competencia deportiva y cómo la trabajaríamos como futuros docentes o entrenador@s?
    La dualidad de la competencia deportiva lo convierte en un concepto algo subjetivo debido a que en las clases de Educación Física y en el deporte en sí mismo este término puede asociarse a una competencia negativa o una competencia positiva, ésta última es la conocida como “competencia sana” en el que valores como el respeto, la ayuda mútua y el saber ganar o perder quedan patentes y, es por tanto que debe trabajarse en la escuela. Al contrario, la competencia deportiva negativa sería aquella en la que no se toleran las reglas, no se respeta al rival y/o no se acepta la victoria o la derrota.
    Como futuros/as docentes, la competencia deportiva entendida desde una competencia sana y positiva, podría trabajarse con prácticamente cualquier recurso didáctico-lúdico como los juegos tradicionales o deportes variados en el que se aclaren las normas y el respeto hacia los/as compañeros/as.
    ¿Compartirías alguna experiencia relacionada con el deporte y la competencia?
    Cuando estaba en 1º de la ESO, recuerdo haberme sentido muy molesta con el sistema educativo de esa época como conmigo misma porque mis evaluaciones no eran objetivas, sólo se medía el nivel de rendimiento físico de los/as estudiantes, sin tener en cuenta otros aspectos como el nivel de esfuerzo/ superación, competencias adquiridas, desarrollo de valores, trabajo en equipo, etc. Esto me pareció siempre muy injusto, pero actualmente considero que la Educación Física está más contextualizada y consta con un marco normativo y conceptual más amplío y dinámico en el que se apuesta por realizar actividades que fomenten una competencia deportiva sana desarrollando valores como el respeto, cooperación etc. aceptando y respetando que cada individuo es diferente, libre y tiene los mismos derechos que el resto.

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  59. Al igual que ha mencionado Antonio mi vinculación con la actividad física y el deporte comenzó desde muy pequeña, prácticamente con meses de vida. Siempre he estado integrada en el medio acuático con la natación y es mi deporte favorito ya que es el que llevo practicando toda mi vida, estuve federada en un club deportivo y creo que ha sido una de las mejores experiencias que he podido vivir a lo largo del tiempo. El estar entrenando todos los días para llegar a mis objetivos hizo que desarrollara mi motivación intrínseca y me esforzara mucho en lo que estaba haciendo siendo muy constante y paciente. Pero aparte de conseguir lo que quería que a veces lo lograba y otras muchas no, el deporte me ha dado amistades maravillosas con las que he tenido la suerte de convivir y cooperar sintiéndome parte de algo y aprendiendo a trabajar en equipo, desarrollar la empatía y dar valor a lo realmente importante, independientemente de ganar o perder. Además de estar muy asociada a la natación siempre me ha gustado hacer cualquier tipo de deporte y he estado apuntada en escuelas de verano deportivas en las que hacíamos tenis, padel, volley, bicicleta, juegos motores, baile, fútbol, balonmano, etc. Y he probado como actividades extraescolares ballet, karate, waterpolo, baloncesto entre otros, me siento muy orgullosa de haber podido probar otros deportes con los que también me he divertido mucho y le estoy muy agradecida a mi familia y entrenadores por enseñarme valores que no tienen que ver con la competición sino como ya he mencionado el trabajo en equipo, solidaridad, compañerismo que creo que es la manera más adecuada de trabajar la competencia deportiva como futuros docentes.
    Con respecto la entrada de Gemma y Antonio, me ha gustado mucho ya que he podido recordar buenos momentos haciendo deporte y sus intervenciones me han gustado mucho, así que ¡muchas gracias!

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  60. Gabriel Fontalba 2º G
    A la vista está que la competencia es un tema cuanto menos hablado. Por unos está visto de manera positiva ya que incentiva la superación y puede ser un factor motivacional importante y para otros es algo que destruye la deportividad, el ver al segundo como un perdedor el no saber ganar, para mi, en base a la educación que he recibido la competencia está presente en muchos de los aspectos de mi vida aislando el tema educativo y deportivo, si es cierto que si esta no se maneja de la manera adecuada puede crear en muchos periodos frustración con uno mismo por ello no es un tema que se deba de fomentar sobretodo en primaria.

    En estas edades se deben incentivar las experiencias cercanas al compañerismo, Fairplay, deportividad y sobre todo saber tanto ganar como perder, es la base piramidal de la educación dentro del campo de enseñanza de la e. Física valga la redundancia.
    Como futuro docente de esta asignatura haría bastante incapié en el hec
    ho de realizar una actividad sacando el máximo potencial de mis alumnos en ella para que se desarrollen como estudiantes tanto física como académicamente siempre en la línea de esos valores que nos ayudan a crear un ambiente limpio, deportivo agradable y honesto a la hora de realizar cualquier deporte que implique una capacidad de superación latente entre los que participan en él.

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  61. Lo que entiendo a simple memoria por competencia deportiva, es aquella competencia sana que se le debe inculcar al alumnado. Sobre todo hay que enseñarle que algunas veces se gana y otras se aprende, nunca se pierde. Si ya nos ponemos a investigar un poco más detenidamente sobre este término, descubrimos que que se centra en la motivación y superación de los alumnos/as. Desde luego, que esta segunda perspectiva que tengo acerca de lo que he leído me gusta y me convence mucho más de lo que en principio tenía en mente. Enseñar al alumnado a creer en él mismo es una tarea de alto nivel, pues no siempre el alumno tiene esa percepción de conseguir lo que se proponga. Además, he de confesar que desde pequeños/as nos enseñan este elemento pero desde un punto de vista negativo, es decir, lleno de coraje o tristeza si gana el equipo adversario. Supongo, que esto sigue sucediendo en las aulas y ya va siendo hora de que cambie para mejorar nuestra sociedad.

    Algunas de mis experiencias con el deporte donde entre el juego la competencia pueden ser los simples juegos que se realizaban en clase como el quema, donde nos teníamos que enfrentar a nuestros compañeros/as. Los relevos dentro de la natación, deporte que sigo practicando aunque no del mismo modo como me gustaría, es cierto que en mi caso siempre me he tomado con deportividad todos estos casos,al igual que no entiendo porque no sales feliz si has hecho todo lo que dependía de ti y te has mejorado. Es un hecho que se debe de tratar antes de llegar a mayores consecuencias. También recuerdo, que en mi tierra, mi ciudad, Cabra, en los cursos de 5º y 6º de primaria se realizaban pequeños juegos extraescolares donde te enfrentabas al resto de colegios en diferentes deportes, yo siempre me recordaba que lo importante era participar y mejorar cada vez más.


    Ana Romero Sánchez, 2º G

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